Una historia real que muestra cómo la experiencia del candidato puede construir -o destruir- la reputación de una empresa, incluso antes de la contratación. En PSRH, apostamos por un enfoque donde la inteligencia artificial y la inteligencia humana trabajen en equilibrio.

Hace unos días, nuestra CEO conversaba con una colega que había atravesado un proceso de selección para una importante empresa del sector IT. Lo que comenzó como una experiencia prometedora, terminó revelando una gran falla que vemos con frecuencia en el mundo del recruiting: la deshumanización del proceso.

“La primera entrevista fue excelente. Sentí que me escuchaban, me entusiasmé con el rol y me confirmaron que avanzaba”, contó.
Pero el entusiasmo inicial se apagó frente a una serie de señales confusas:

• Respuestas automáticas, sin nombre ni contexto
  
• Delays sin explicación
  
• Ninguna actualización clara sobre el estado del proceso
  
• La sensación de estar hablando con un sistema, no con personas
  

Mientras tanto, otra empresa —más chica, menos conocida, pero mucho más cercana— avanzaba en paralelo.
Le escribían con frecuencia, le preguntaban cómo se sentía, le explicaban cada paso.

Y aunque esa segunda posición no era tan ideal como la primera, ella terminó eligiéndola. Una semana antes de su onboarding, la primera empresa volvió a aparecer:

“Queremos que empieces el lunes.”

Pero ya era tarde. La confianza se había perdido.

¿Qué nos enseña esta historia?

En PSRH lo decimos con frecuencia:

Los mejores talentos no se van por una mejor oferta. Se van cuando no se sienten tratados como personas.

Este caso no es aislado. Cada día vemos procesos automatizados que, si bien aceleran tareas, descuidan lo más importante: la experiencia emocional del candidato.

No se trata de demonizar la tecnología.
La IA es útil cuando se utiliza con estrategia:

• ✅ Para filtrar grandes volúmenes de CVs
  
• ✅ Para detectar patrones o agilizar tareas repetitivas
  
• ✅ Para mejorar la experiencia con respuestas inmediatas
  

Pero cuando la automatización reemplaza el seguimiento, el criterio profesional o el trato cercano, se pierde más que eficiencia: se pierde confianza.

Recruiting con inteligencia humana

En tiempos donde la inteligencia artificial domina titulares, nosotros apostamos por algo igual de poderoso:
la inteligencia humana.

• La que escucha
  
• La que responde con empatía
  
• La que da seguimiento real
  
• La que entiende que cada decisión profesional también es una decisión emocional
  

Y para esa, todavía no existe algoritmo que la reemplace.

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